Primero fueron las Google Glass, las primeras gafas inteligentes capaces de imitar nuestra propia retina y compartir nuestra visión con miles de personas en las redes sociales, las cuales marcaron un antes y un después en la evolución de la relación entre tecnología y seres humanos, y todo apuntaba a que este invento también haría su incursión en la industria de la moda.
Y es que el estilo no tiene que verse sacrificado por la tecnología, el fenómeno de los brazaletes con USB, las gafas Wayfarer, capaces de fotografíar, grabar y compartir cualquier contenido, joyas con el poder de avisar en caso de robo o asaltos a cualquier mujer; o la pulsera creada por Opening Ceremony en colaboración con Intel, la cual se conectará a Internet y funcionará como un acompañante de su dueño, 24 horas al día y 365 días al año, van a ser elementos cotidianos a los que nos debemos ir acostumbrando.
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